Quien no escucho en algún momento de su proyecto, una frase como: "disculpa pero soy muy exigente", "es que soy...muy perfeccionista", "el cliente sabe lo que quiere",mi suegra no ve la letra chiquita, a mi hijo no le gustan las mariposas, etc, etc...y bajo estas frases, nos piden ajustes, que hacen que nuestro proyecto cada vez se vea peor.
Lamentablemente lo sufrimos a diario, cuando nuestros clientes, se transforman en haces del diseño, sin manejar, ni siquiera las herramientas básicas.
Como decirle a un cliente, que la imagen que vos habías ideado, se te viene abajo, como si Freddy Krueger estuviera diseñando. El proyecto entonces es estirado, destrozado, aplastado por las manos de nuestro bendito cliente como si fuera Demi Moore en el torno de Ghost.
Lo peor es que aun sabiendo todo esto tenemos que terminarlo, y nuestra pasión triturada, sometida y descarnada,tiene que llegar a buen puerto.
Tratar al cliente como un chico y poner límites? funcionará, o el cliente se pondrá, histérico, dictatorial, y hará uso de su poder económico sobre nuestras cabezas?
Intentar explicar lo inexacto de sus ideas, tampoco funciona, ya que a estas alturas están 100% seguros de los ajustes, basando sus comentarios en alineaciones que nunca entenderemos.
Lejos quedaron esas ideas de amor hacia la profesión donde creíamos que el cliente confiaría ciegamente en nosotros.
Hagan un ejercicio y coloquen frente así el boceto inicial y el diseño final, y NO griten!!! Serán las leyes de Murphy para diseñadores?
